Subida al Misti

Algunos ya sabeis de nuestra subida al Misti, de todo que pasó y por tanto la causa por la cual hemos estado tanto tiempo sin comentar nada en el blog a pesar de haber tenido tiempo más que suficiente para hacerlo, y es que, las situaciones duras se digieren con el tiempo... quizá, se necesite algo más de 4 días, que es el tiempo que ha pasado desde que intentamos nuestro ascenso, pero por lo menos ahora nos vemos con la confianza de compartirlo con vosotros y deciros que todo va bien, que estamos bien.

Como en el libro de Gabriel García Marquez, Crónica de una muerte anunciada, voy a empezar por el final de la historia, puesto que lo que quiero es evitar conjeturas y morbo mientras vais leyendo...

Pues bien, el día de nuestro ascenso al Misti, a eso de la 23:00 de la noche, un guía que acompañaba a una pareja de espoñoles en la subida de este volcán, murió tras haberse caido en un enrocado de unos ocho metros de altura y haberse golpeado la cabeza fuertemente.

A las seis de la tarde y después de haber subido hasta el campamento1 (4500m), Saul y yo nos preparábamos para meternos al saco de dormir cuando oimos gritos de socorro 100 metros más abajo de nuestro vivac. Tan rápido como pude, me calcé las zapatilla y corrí dirección donde había visto a la persona pedir ayuda. Para poneros en situación, en el campamento nos encontrabamos 3 grupos de personas, el primero, un grupo de 8 personas que lo componía gente de diferentes nacionalidades que eran guiados por la persona que oimos pedir socorro y que fue el primero que avistó al guía accidentado, otro grupo de 2 españoles (padre e hija) que eran acompañados por el guía accidentado, y un tercer grupo que como adivinaréis, éramos Saul y yo.

Siguiendo las instrucciones del guía, de nombre Roy, corrí de vuelta al campamento para coger una cuerda y algo de medicinas que tenía en mi mochila, además de comunicarle a Saul la situación, no sin cierto nerviosismo y es que el chico accidentado a pesar de que gritaba y se quejaba, no se movía y presentaba un traumatismo en la cabeza, que ya desde la primera impresión, parecía bastante grave. Procedimos siempre guiados por el guía que dio la voz de socorro y es que nos confesó haber sido rescatista de montaña por más de 4 años.

La primera preocupación era sacarlo del enrocado donde había caido, ya que estaba anocheciendo y sin luz natural las maniobras se podrían haber complicado. Con una cuerda hicimos un ensalchichado a la víctima para que cuando llegaran los rescatistas no tuvieran problema para bajarlo y transportarlo hasta el campamento.

Tan pronto como lo sacamos de allí se informó de la situación a la compañía donde trabajaba el accidentado y ya con ayuda del resto de las personas que se encontraban en el campamento, prodecimos a subirlo hasta el campamento. De camino a éste, sufrió un sock en el que por suerte no trajo mayores consecuencias y conseguimos estabilizarlo.

Una vez en el campamento y a pesar de que el chaval estaba gritando nombres de amigos e improperios, lo inmovilizamos para que no se autogolpeara, ya que empezó a hacer aspavientos con pies y manos y lo arropamos para que no pasara frio.

De la espera ¿que os puedo decir? 2 horas y media para que se organizaran, parecía que la empresa para la que trabajaba le importaba una mierda lo que pasara con él. La salida de un helicóptero imposible, pues al parecer el más cercano se encontraba en Cuzco, y mientras tanto las personas que nos encontrabamos allí nos turnabamos para no dejar desatendido al chaval.

Sobre las 22:30, Saul que llevaba un tiempo velando a la vera de éste junto con el guía, me dijo que si le podia cambiar dado que necesitaba descansar. Estuvimos 15 minutos a su lado, cuando Roy me dijo que necesitaba ponerse ropa. En menos de lo que tardó en arroparse le llamé preocupado, ya que me percaté que cada vez respiraba más lentamente y tras tomarle el pulso noté que lo tenía muy debil, además de que hacía como unos 15 minutos que no gritaba ni se quejaba. Tan pronto como vino, intentó cogerle el pulso y verificó mis impresiones. En apenas un minuto, dejó de respirar y de tener pulso, con lo que prodecimos con la reanimación cardio pulmonar. Tras 15 minutos efectuando esta maniobra y dado que consideramos que el problema venía de una lexión interna, detuvimos la maniorbra, a la espera de la llegada de sus compañeros para que certificaran la defunción.

Veinte minutos más tarde llegaron los primeros rescatistas y compañeros de la víctima, ¡casi 5 horas y media después! sin siquiera una camilla, un médico o alguien que supiera lo que hacer en caso de que todavía hubiera permanecido vivo... en fin.

A la mañana siguiente y tras haber pasado una pésima noche de frío, e impotencia contenida, ayudamos a bajar al cadaver hasta la zona donde los vehículos nos recogieron y nos llevaron a nuestros respectivos hoteles.

Unas fotos que tomó un chico alemán de todo lo ocurrido, servirán para ayudar a demostrar lo que verdaderamente pasó y es que tanto la empresa para la que trabajaba como algunos de los que trabajan en ella intentaron ocultar lo ocurrido. Ya sabeis, evasión de responsabilidades... y es que aquí, ni siquiera es obligatorio disponer de un seguro.

Aquí os dejo un link de lo que contó la prensa local:
http://diariocorreo.pe/ultimas/noticias/2460096/edicion+arequipa/muere-rescatista-de-ciro

Descansa en paz, Cristian.

Hemos pensado durante este tiempo si debiamos escribir sobre lo que pasó, dado que no sabimos hasta que punto es ético o no, pero tras leer la prensa local, todas las medias verdades y mentiras contadas acerca de lo ocurrido y que al final no deja de ser un accidente que acabó en tragedia decidimos compartirlo con vosotros... ¡Más sentimos nosotros que no todo sean buenas noticias!

Estos días siguentes han sido tranquilos, ayer, incluso fuimos a ver un concierto de Cadillac, Tam Tam Go, La Orquesta Mondragón y Mikel Erentxun, que cantabán pora aquí.
Mañana haremos el cañón del Colca,  a ver que tal, dado que aquí Saul y yo estamos basante tocados del estomago... vamos que nos vamos de bareta pero bien.

Un saludo y gracias por vuestra comprensión